Lo prometido es deuda...

El año pasado, Sergio, mi hijo mayor me dijo que quería que le hiciera un cojín con un caballo. Y eso de dicho y hecho, no, que ha pasado más de una año. Pero puedo decir que ya se lo he terminado. Y creo que ha quedado bastante bien. Él por lo menos está contentísimo, y con eso me vale.

Gracias a Lucía, una amiga de mi grupo de la familia de patchwork, que me ayudó con el patrón y un poco de ampliación, salió lo que yo quería. Lo empecé en Navidad, y lo terminé la semana pasada. Está todo acolchado a mano. No tengo ni idea de acolchar a máquina y mi máquina de coser tampoco. Y de esa forma, me dijo mi amiga Gloria, la jefa del grupo, que era en forma de eco. Este viernes se lo llevará a mis amigas a que lo vean. No las veo desde la feria Bilbao y ya tengo ganas. A ver si ellas me dan su aprobación.

Ya sé que no puedo enseñar tantas cosas como quisiera, pero el tiempo no me da para más. Empiezo ya a trabajar el día 17 y entonces menos tiempo tendré todavía. Pero bueno, poco a poco voy haciendo cositas. El punto de cruz, lo tengo más que aparcado. Sólo quiero acabar un cuadro para llevarlo a enmarcar. Y de patchwork, he empezado ya una manta para mi sobrina. Está haciendo enfermería y acaba este año. Y es una manta de enfermeras. Espero que para cuando termine la carrera se la pueda regalar. Es muy buena estudiante, así que para junio tiene que estar terminada. Luego hará matrona, pero eso ya es otra historia.